Mandataria en la Universidad de Columbia: “La democracia chilena es estable y sus niveles de transparencia han sido tradicionalmente altos”
La Presidenta, Michelle Bachelet, participó del World Leaders Forum que se realizó en la bibliotecta Low, Rotunda, de la Universidad de Columbia, y reflexionó sobre los “Desafíos de Nuestra Democracia: 25 años después”
“Hace tres años esta universidad me honró con un Doctorado Honoris Causa, otorgado en ese momento en el reconocimiento de mi liderazgo en temas de la Mujer en las Naciones Unidas. Ahora vuelvo como Presidenta de Chile, elegida por segunda vez, para compartir algunas ideas sobre cuestiones que plantean desafíos urgentes de nuestros países”, afirmó al inicio de su discurso.
En su intervención recordó que hace cuarenta años, en 1975, sólo cuatro países en América Latina tenían gobiernos democráticos y prevalecían las dictaduras. Hoy en día, subrayó, “la gran mayoría de nuestras naciones tienen las instituciones y los gobiernos creados por la soberanía del pueblo. La democracia es nuestra realidad política”.
En este contexto, sostuvo que ante la imagen de democracia generalizada –no sólo a nivel regional sino mundial- hay nuevos desafíos a enfrentar: “Ya no es suficiente elegir a los gobiernos en las elecciones formalmente competitivas, ni seleccionar a nuestros representantes y darles el poder de tomar decisiones en nuestro nombre” porque, explicó, “hay otros criterios que son de hecho nuevos y que se relacionan con el rol activo de los ciudadanos y la crisis de confianza que afecta a las sociedades en todo el mundo”.
En esta línea detalló las características comunes de esta nueva forma de ciudadanía: “Surgió una clase media forjada en la democracia y en un período de mayor dinamismo económico capaz de influir en la agenda fuera de los períodos electorales; las exigencias difieren de los clásicos, por ejemplo, por el movimiento de los trabajadores; los nuevos activistas políticos han construido una plataforma de reivindicaciones de segundo nivel como la calidad de la política, la mejora de la educación o la calidad de vida en los centros urbanos. Este nuevo activismo social, por lo general, prescinde de partes o estructuras políticas tradicionales”.
Asimismo, explicó que “en una sociedad de la información donde la opinión pública es volátil, la legitimidad formal para gobernar y aplicar políticas públicas ya no es suficiente. Hoy en día lo que se necesita es un respaldo casi a diario por parte de los ciudadanos, expresado en las encuestas, en los medios y en las redes. En otras palabras, el electorado está exigiendo que sus líderes hagan el trabajo para el que fueron elegidos”.
La Presidenta enfatizó que “la democracia chilena es estable y sus niveles de transparencia han sido tradicionalmente altos”. Ante las nuevas demandas ciudadanas, señaló: “Estamos respondiendo mediante la implementación de una amplia agenda pro transparencia y lucha contra la corrupción, así como por la mejora de la calidad de nuestra democracia”.
Estas medidas, detalló la Jefa de Estado, generarán “una regulación más estricta y la supervisión de la financiación electoral, poniendo fin a la relación entre el negocio y la política; representantes involucrados en actos de corrupción perderán sus escaños; el uso de información privilegiada será castigado y habrá una mayor transparencia de las acciones de los que tienen responsabilidades en la administración pública, por mencionar algunos ejemplos en el sector público”.
Y añadió que “también se tomarán medidas que afecten al sector privado, en particular en lo relativo a la corrupción privada y el liderazgo empresarial de las grandes empresas. Esta es una agenda amplia y ambiciosa pero que no puede posponerse”.
Al concluir su discurso puntualizó que “la salud de la democracia depende de la mejor representación, participación efectiva y, por supuesto, muy altos estándares de probidad”.
