10 DE SEPTIEMBRE DE 2015

Mandataria: “Estamos pagando una deuda en nombre del pueblo de Chile, a quienes tuvieron el coraje de proteger al perseguido”

Esta mañana la Presidenta encabezó un homenaje a representantes de la comunidad internacional que refugiaron a nuestros compatriotas durante la dictadura militar.

Como parte de la conmemoración del 11 de Septiembre de 1973, la Jefa de Estado, Michelle Bachelet, acompañada por el ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, hizo entrega de un reconocimiento a quienes dieron asilo a chilenas y chilenos durante la dictardura militar: “Estamos pagando una deuda en nombre del pueblo de Chile, a quienes tuvieron el coraje de proteger al perseguido, en vísperas de una fecha que partió la historia de Chile en dos y dejó una larga secuela de dolor y desencuentro”, dijo la máxima autoridad del país, al comienzo de su intervención.

Cerca de 300 extranjeros fueron reconocidos por el Estado chileno por su trabajo humanitario en dictadura. Algunos de ellos recibieron, simbólicamente, un homenaje de manos de la Presidenta y pudieron compartir su testimonio con la Mandataria, quien en su discurso resaltó su coraje y esfuerzo desinteresado: “Son ustedes, los homenajeados acá, personas de carne y hueso, los que se negaron a aceptar lo inaceptable. Ustedes estuvieron ahí no como testigos, sino como protagonistas del derecho a la vida y el derecho al refugio”, dijo. Y agregó: “Cuando más fue necesario, cuando hubo quienes no quisieron ver lo que ocurría, ustedes tejieron una trama de solidaridad sin la cual el dolor hubiera sido mayor y las heridas hubieran tardado mucho más en sanar”.

Luego, la Presidenta de la República enfatizó sobre los desafío de nuestra democracia que ya se ha consolidado: “El país que hoy los recibe es, por cierto, muy diferente al de entonces. Es un Chile que se construye desde los pilares de los derechos humanos y la común preocupación por el bienestar de sus ciudadanos. Un país que resuelve sus disensos en el marco de las instituciones y que es capaz de fijarse metas de desarrollo humano cada vez más ambiciosas, para que los frutos del progreso toquen efectivamente las puertas de todos nuestros compatriotas. Como lo querían también todos aquellos que debieron salir al exilio o que perdieron la vida”.

Al final de su intervención, se refirió a la decisión que Chile reciba refugiados de Siria porque “lo que vemos nos interpela en lo más hondo de nuestras conciencias y, por lo mismo, como Gobierno seremos de aquellos que actúan. Así, Chile da hoy una mano al mundo, así como muchos otros países antes lo hicieran por nosotros. Si algo aprendimos de nuestra propia historia, es que el dolor del otro no sólo no puede ser banal, sino que no podemos ignorarlo”.