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Hoy, que conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, quiero saludar a cada una de las mujeres de Chile. Quiero agradecer y valorar el aporte que desde sus diversos quehaceres, oficios y profesiones hacen al desarrollo y a la felicidad de nuestro país. Su talento, su compromiso para lograr sus metas, para sacar adelante sus familias, su espíritu solidario, son centrales, y son irreemplazables para nuestra patria.
Pero ese mundo, en el que cotidianamente aportamos lo mejor de nosotras, no es equitativo. Hay oportunidades desiguales de trabajo remunerado, de ascensos. Es desigual la carga de tareas del hogar y el acceso a espacios de liderazgo en la política o los negocios. Es un mundo, en definitiva, donde todavía hay demasiados prejuicios y discriminaciones.
Es cierto que hoy las mujeres pueden estar presentes en cualquier ámbito que se propongan: en las Fuerzas Armadas, en las ciencias, en la cultura, en la industria y en los más altos cargos públicos y privados. Pero aún queda un largo camino por andar. Debemos eliminar las barreras que persisten, y en este camino complejo, tenemos buenas noticias que celebrar.
En primer lugar, que precisamente este 8 de marzo firmamos la ley que crea el Ministerio de la Mujer y de la Equidad de Género. Chile tendrá una institucionalidad a la altura de la tarea que requerimos, que fortalecerá todos los temas, y con presencia regional, el trabajo por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y lucha contra todo tipo de violencia de género.
También es una buena noticia la ley de cuotas que se aprobó como parte de la reforma a nuestro sistema electoral. Gracias a ella, al menos cuatro de cada diez candidaturas al parlamento serán femeninas.
Y así como estamos mejorando nuestra institucionalidad y nuestra representación, tenemos que mejorar nuestras opciones laborales. Necesitamos que hayan más mujeres en el mundo del trabajo remunerado, que tengan sus ingresos, que puedan surgir y proyectarse ellas y sus familias. Por eso estamos capacitando a 300 mil mujeres para que aprendan un oficio y encuentren una mejor pega.
Así, desde la vida privada hasta el ámbito público, estamos trabajando para que cada mujer sea dueña y a la vez protagonista de su vida, sin discriminaciones, sin prejuicios, sin abusos, y vemos que los cambios hacia una mayor igualdad de género están acelerando su marcha.
Nuevos desafíos y horizontes más amplios se abren para el desarrollo de las mujeres. En este camino, estamos todas llamadas a sumarnos desde nuestros espacios con nuestro entorno, generando una cultura de equidad y de justicia.
En este Día Internacional de la Mujer las invito a seguir siendo parte de este proceso esencial para nosotras y para las nuevas generaciones. Las invito a seguir poniendo lo mejor de cada una para construir una humanidad más justa para nuestras comunidades , nuestras hijas, nuestras nietas y para nosotras mismas.
Un gran saludo en nuestro día.
