27 DE FEBRERO DE 2015

Mandataria realiza declaración a 5 años del terremoto del 27 de febrero de 2010

Acompañada de los ministros del Interior (S) Mahmud Aleuy, de Vivienda, Paulina Saball, la delegada Presidencial para la Reconstrucción, Paula Forttes, y el director Nacional de ONEMI, Ricardo Toro, sostuvo que “la reconstrucción no puede ser una bandera de lucha política, porque la experiencia nos ha mostrado que tareas como ésta no son de un Gobierno u otro, sino que son una responsabilidad de Estado”.

“Muy buenos días:

Hoy es un día que ha marcado nuestra memoria como país y que recordamos con pesar.

El 27 de Febrero va a estar por siempre asociado al día en que un terremoto y un maremoto marcaron nuestra historia, truncando vidas, causando un enorme daño y golpeando duramente los sueños de muchas familias.

Hoy, nuestros pensamientos están con quienes perdieron su vida ese día y también con sus cercanos, que siguen viviendo este día con mucho dolor. Y están también con miles de familias que han sufrido por la destrucción de sus casas, por la desintegración de sus barrios, por la pérdida de sus fuentes de trabajo y, en muchos casos, por la larga espera antes de habitar sus nuevas viviendas y poder normalizar sus vidas.

Aunque los chilenos y chilenas somos fuertes frente a la adversidad y sabemos levantarnos y retomar nuestra marcha, tomará tiempo poder sanar estas heridas y superar las pérdidas.

Sigue siendo duro para Chile que todavía haya quienes no pueden rehacer plenamente su vida como corresponde. Esta realidad de muchos compatriotas es también una razón para actuar sin descanso, para mirar de frente esta tragedia, hacernos cargo de lo que queda, acompañar a quienes lo necesitan, pero también, algo muy importante, sacar las lecciones como país.

Y una lección fundamental es que la reconstrucción no sólo es de viviendas, sino fundamentalmente es una reconstrucción integral, pensando en las personas y en sus vidas.

Otra lección, es que la reconstrucción no puede ser una bandera de lucha política, porque la experiencia nos ha mostrado que tareas como ésta no son de un Gobierno u otro, sino que son una responsabilidad de Estado.

En casos como éste, el deber de quienes gobernamos es continuar los esfuerzos ya iniciados y concluir definitivamente el proceso de reconstrucción.

Sin intención de polemizar con las cifras, lo que corresponde es asumir responsable y seriamente la complejidad de la realidad que aún enfrentamos.

Y es lo que hemos estado haciendo durante este primer año de Gobierno, en que nombramos una delegada presidencial que en terreno, recorriendo las comunas afectadas, realizó un diagnóstico riguroso y actualizado para la implementación de un plan de acción integral en todos los lugares que aún no reciben una solución final.

Pudimos detectar que, a Febrero del 2014, el proceso de reconstrucción no estaba terminado. Debíamos continuar la ejecución de las obras en curso, faltaba, además, iniciar 3.872 proyectos habitacionales que aún no recibían una verdadera solución. En otros casos, faltaba resolver problemas que paralizaban la construcción de viviendas pendientes.

Entre Febrero de 2014 y Enero de 2015, más de la mitad de las soluciones que estaban en ejecución, han terminado, y casi un tercio de los casos en que las familias no tenían aún solución, hoy cuentan con obras en marcha.

A Enero de este año, los proyectos que falta iniciar corresponden al 1,2% del universo total, entre viviendas a reponer y viviendas a reparar.

Por supuesto que lo que resta ejecutar, y que fue dejado para la fase final en la que estamos, son los casos más complejos, en los que a veces cuesta avanzar rápido.

Estos proyectos enfrentan dispersión territorial, especialmente sectores rurales, o requieren otro tipo de construcción, donde hay menos capacidades de las empresas constructoras o que se encuentran en situaciones jurídicas incompletas.

Pero más allá de la particularidad y de la dificultad de cada caso, vamos a entregar las soluciones que las chilenas y chilenos, que todas las personas requieren.

Nuestros compatriotas que perdieron sus hogares hace 5 años, requieren plazos concretos, más que explicaciones.

Por eso, estamos destinando los instrumentos, recursos y trabajo necesario, de manera que en Diciembre de 2016 estén ya terminadas todas las obras o en etapa final de ejecución. Es decir, vamos a saldar definitivamente la deuda que tenemos con nuestro país.

Y, por supuesto, también vamos a terminar las obras urbanas, tanto de mitigación como de reposición y de mejoramiento.

Del mismo modo, nos estamos encargando de resolver los defectos de construcción de viviendas que habían sido entregadas. Porque la delegada presidencial hizo un diagnóstico preciso de muchas viviendas, que si bien estaban entregadas, tenían importantes problemas de construcción.

Paralelamente, estamos trabajando en resolver prontamente las obras pendientes de la reconstrucción en materia de educación, en materia de salud, de obras e infraestructura pública, de manera que todos los aspectos de la vida común también puedan ser normalizados.

Para que cada comunidad conozca en detalle la información de su ciudad o localidad, le he solicitado a los intendentes de las regiones más afectadas por el terremoto, que hoy día le informen a la ciudadanía, en detalle, el estado de avance de la reconstrucción en cada región, en cada zona del país que fue afectada por el terremoto o el maremoto.

Pero hay otra lección que los chilenos y chilenas debemos aprender de esta tragedia, y es que debemos estar mejor preparados como país para hacer frente a nuevos sismos u otro tipo de catástrofes o desastres naturales.

No basta resolver lo pendiente respecto del terremoto del 2010. Hemos sido y seguiremos siendo un país sísmico. Por eso, es fundamental pensar y actuar preventivamente.

Y para ello estamos poniendo nuevas bases institucionales, técnicas pero también ciudadanas, que nos permitan limitar significativamente los efectos de estos nuevos eventos.

En estos años, los chilenos hemos desarrollado capacidades preventivas mediante la información, hábitos de cuidado y participación en ejercicios de preparación ante desastres.

Una cultura preventiva será, sin duda, nuestro mejor recurso para enfrentar nuevas emergencias.

Pero no basta.

Al Estado de Chile le caben responsabilidades centrales, de tipo institucional, organizacional y financiero, para que ante una eventual tragedia, los daños sean los mínimos posibles.

Por eso, es que estamos creando una nueva institucionalidad, con mayores facultades, capacidades y recursos al sustituir -el proyecto de ley que enviamos al Parlamento- la ONEMI por un servicio de gestión de riesgos y de emergencia.

Queremos que esta nueva institución se haga cargo de las tareas de prevención, de gestión de riesgos, de manejo durante la catástrofe y de la recuperación posterior.

Y requerimos que todo esto se haga desde una perspectiva intersectorial, con énfasis en las características y necesidades locales.

Hoy día se cumplen 5 años de una de las peores catástrofes naturales que recuerda nuestra historia.

Me acompaña la ministra de Vivienda, a quien le pedí que anoche me representara con las familias de las víctimas en Constitución. Ella me ha contado los detalles de ese encuentro y el sentir más profundo de las familias. Para ellos, que perdieron a sus seres queridos y han quedado en la soledad, este aniversario trae consigo dolor y angustia.

Si bien han sentido y han vivido la solidaridad de Chile, también sabemos que parte de la reparación y de la paz que sus vidas necesitan, llegará a través de lo que la justicia determine, y que todos esperamos que ocurra prontamente.

Compatriotas:

La historia de Chile está marcada por nuestra capacidad de sobreponernos con valentía y con determinación a las tragedias y desastres, que son una constante en nuestra geografía. Ese es el material del cual estamos hechos.

Pero no sólo hemos aprendido a sobreponernos. Hemos aprendido, también, que los esfuerzos por la plena reconstrucción de la vida nuestra, de los chilenos y chilenas, no admite cálculos políticos, sino que requiere de un trabajo conjunto y la voluntad inquebrantable del Estado por acompañar a las familias en un mismo impulso para levantar uno a uno todos los hogares de nuestra tierra de hermanos.

Hemos aprendido también, a estar más preparados como sociedad frente a cada uno de estos eventos.

Esa es la senda que estamos caminando, desde la responsabilidad de cada uno de nosotros y también desde el compromiso institucional, político y humano de cada una de las autoridades de Gobierno.

Así que, muchas gracias a todos ustedes”.